domingo, 27 de noviembre de 2011

El nacimiento de Naty

He dedicido tener un blog y como esta es la primera historia que escribo pues empezaré por contar sobre la primera vez que me vestí de niña y digo niña porque tendría yo unos 13 o 14 años. En ese tiempo mi mamá trabajaba por las tardes y mi hermana tenía un horario distinto al mio en el colegio y había un día que ella salía mucho más tarde que yo, yo salía al mediodía y ella salía hasta las 2 de la tarde.


Cierto día, llegué yo del colegio a la casa y encontré una nota de mi mamá en la que me decía que metiera la ropa que había lavado en la mañana y la guardara. Empecé a hacerlo y sin quererlo, más que todo por la ubicación de la ropa en los alambres comencé con la ropa de mi hermana.
Todo transcurría con normalidad, sin embargo, empecé a sentir cierta atracción y hasta un poco de excitación al tocar su ropita. Fue tanto el gusto que decidí probármela. Debo agregar que siempre me ha gustado andar desnuda por la casa y es algo que practico hasta hoy en día. En aquel tiempo cada vez que me quedaba sola en la casa me desnudaba y ahora que vivo sola pues lo hago siempre. Bueno, pero siguiendo con la historia, como ya estaba desnuda entonces empecé por tomar la ropa interior de ella, la quitaba del alambre y me la ponía. Lo primero fueron los calzones, mi hermana es menor que yo año y medio entonces en aquella época no tenía hilos ni nada así muy atrevido pero ya empezaba a usar ropa de señorita entonces tenía una que otra tanguita con encajes y con telas y diseños muy femeninos. Yo me los ponía e iba y me miraba en el espejo. Me los probé todos pero la que más me gustó fue una tanguita de encaje blanca con unas rayitas muy finas en un verde pastel y unos lazitos muy bonitos a los lados. Dicho sea de paso, era la más pequeña que ella tenía y se me metía un poquito como si fuera un hilo. Desde ese momento me encantó la sensación de los hilos cuando se meten entre las nalgas. Una vez que me había decidido por una tanga, continué por el brassier... aquí no tuve que escoger mucho ya que ella tenía el brassier que hacía conjunto con la tanga y entonces sin pensarlo tomé ese. Una vez más me miré al espejo y la verdad que me vi divina.
Luego busqué una enagua, encontré una de mezclilla verde y ya que mi ropa interior era blanca con verde pues decidí hacer el juego y me puse esa, me llegaba hasta media pierna y me quedaba a la perfección. Después escogí una blusita muy femenina, de tela blanca con las mangas bombachas y me acuerdo que tenía unos dibujitos como corazoncitos. Me puse unos zapatos de tacón, que por cierto, no me costó dominarlos (creo que ya venía en mi sangre el dominarlos... jajajaja), y me observé nuevamente al espejo y aunque me gustó lo que vi debo decir que hacía falta algo así que con un poco de papel me hice unos pechos.
Una vez más, al espejo. Lo que sentí al verme no lo puedo expresar con palabras, era la señorita más hermosa que jamás haya visto, simplemente me veía lindísima y superfemenina.
 Estuve toda la tarde vestida de niña, hice las tareas que me había dejado encargadas mi mamá, hice las tareas del colegio y me sentí superbien, como toda una niña o una señorita.
Ese día nació Naty y a menudo cuando me quedaba solita en la casa ella cobraba vida y era muy feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario